Proyectos
Los proyectos: grandes motores de vida
Se sabe que quienes tienen proyectos viven más y mejor. En esta nota, ideas, datos y tips, para mantenernos siempre activos, y darle lugar al deseo y las ganas propias.

“Sólo en la actividad desearás vivir cien años”, dice un proverbio japonés. Y desde el equipo de Ser+Positivo, estamos convencidas de que una buena vida, con energía, ganas y salud, depende en gran parte de tener proyectos que nos muevan a seguir, pensarnos a futuro, y vivir con deseo el presente.

Los proyectos pueden venir en diferentes formatos: mudarse, hacer amigos, recibirse, viajar, empezar un taller, tener un hijo, conocer más sobre un tema, retomar algo que dejamos, encontrar un libro para leer. Y podemos pensarlos a corto o largo plazo. Entonces, en un mundo que avanza a pasos agigantados, y nos pide que nos reinventemos constantemente, no perder de vista las ganas, es lo más sano que podemos darle a nuestro cuerpo y mente. ¿Podremos ponerlo como desafío 2020?

Para empezar, es importante saber que los proyectos son planes que tienen objetivos concretos y pasos para llegar a esos objetivos. Por ejemplo, en el caso de proyectos laborales, Mercedes Korin, asesora en desarrollo profesional (www.mercedeskorin.com), dice que pueden ser: cambiar de trabajo o de carrera, lograr un ascenso, presentar una idea de mejora en el trabajo, encontrar un socio, separarse de un socio, irse al exterior, dejar de ser empleado y hacer algo por cuenta propia, volver a trabajar después de un tiempo dedicado a la crianza de los hijos, etc. Y asegura que toda la vida podemos proyectar, porque esto no tiene que ver tanto con la edad sino con la actitud, con las ganas.

En esta misma línea, María Fernanda López, licenciada en Terapia Ocupacional, autora del libro “Cómo entrenar tu cerebro” agrega que no siempre hay que pensar en “grandes proyectos” como armar un emprendimiento comercial o planificar la fiesta de nuestros sueños, sino de todo tipo: desde una nueva receta que vamos a preparar, hasta nuestras próximas vacaciones, o un encuentro con amigos, o un nuevo tejido. No importa qué, sino el hecho de planificar: “Cuando tenemos proyectos todo nuestro cerebro entra en acción: mejoramos nuestra autoestima, nos sentimos motivados a hacer cosas, mejora el ánimo, nos activamos”, dice López. Y agrega: “Además, es una de las mejores actividades para neuro-estimularnos, para entrenar nuestro cerebro (porque trabajamos todas las funciones cognitivas y ejecutivas)”.

Un punto que Korin detalla es que hay que pensar en ideas  que no sean ni tan gigantes, ni tan ajenas, ni tantas en cantidad (lo que nos puede frustrar si no los logramos cumplir). Se trata de encontrar un equilibrio entre la realidad que tenemos y la que deseamos. Entonces, según la especialista, para identificar un proyecto y llevarlo adelante es importante seguir estos pasos:

  • Identificar un objetivo.
  • Evaluar si el objetivo es viable (¿Puedo alcanzarlo? ¿En qué medida depende de mí? ¿Qué necesito para lograrlo? ¿Cómo se inserta ese objetivo en mi contexto?).
  • Trazar estrategias para lograrlo: se trata de caminos posibles. Cada estrategia está formada por pasos.
  • Empezar por algún paso sencillo para romper la quietud (dada por el temor o la inercia).
  • Llevar un registro de lo que vamos consiguiendo (las acciones que logramos encarar y sus resultados).
  • Y tener siempre presente que a la hora de plantear un proyecto hay que seguir tanto el corazón como la cabeza. El cuerpo no está dividido. Somos uno. Usemos todas nuestras capacidades para identificar lo que queremos, evaluarlo, y si es viable, encontrar formas de llevarlo adelante.

Algo que no debemos olvidar es que el proyecto debe estar insertado en una estructura que nos deje fluir (que guíe, pero que no encorsete): que nos permita la posibilidad de ser flexibles en los caminos a elegir, e improvisar ante los obstáculos. Y también que no dependa más de la voluntad de los otros que de uno mismo. Pero lo más fundamental: aprender a disfrutar del proceso y saber que los resultados pueden ser distintos a los esperados, pero siempre podemos tener un registro de lo que nos aportó la experiencia.

Para cerrar les recomendamos tres libros que los pueden ayudar en esta búsqueda. Solo les queda googlearlos para saber más:

  1. El arte de cultivar una vida con sentido. En una cultura obsesionada con la felicidad, los niveles de insatisfacción e infelicidad son más altos que nunca. Así es como la autora (Emily Esfahani Smith), explora cómo alcanzar lo que llamamos una “buena vida”, y defiende que no es la felicidad lo que hace que la vida valga la pena, sino dotar a nuestra existencia de sentido. Es de Editorial Urano.
  2. Cree en Ti. Es un libro de auto-empoderamiento. La autora (Rut Nieves), un día se preguntócómo sería su vida dentro de diez años si seguía haciendo lo mismo”, y la respuesta fue tan clara, que con 35 años dejó todo y en un viaje empezó a conectar con su esencia y con lo que realmente amaba. Así, todas las respuestas -que están en este libro-, llegaron juntas. Es de Editorial Planeta.
  3. El libro de las pequeñas revoluciones. Un libro con las claves para mejorar nuestro bienestar emocional a partir de pequeñas acciones cotidianas. Son 250 rutinas breves que podemos emprender para cambiar aquellos hábitos, costumbres y maneras de actuar que hoy ya no nos sirven. La autora es Elsa Punset. Ediciones Destino.

¿Ya saben por dónde van a empezar?

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