Bienestar
Oda al ocio
Vivimos en un mundo en donde todo es para ayer, nos tapamos de obligaciones, y estamos conectados las 24 horas. ¿Por qué no hay espacio para el ocio? En esta nota, claves para que lo que consideramos pérdida de tiempo, pueda convertirse en una ganancia. Sobre todo, en vacaciones.

¿Sabemos no hacer nada? ¿Nos animamos a estar un día (o tan sólo unas horas) sin actividades? Dormir la siesta sin culpa, apagar el celular, alejarnos del ruido, cerrar la agenda, cancelar compromisos sociales, y dedicarnos a descansar…Esa sería la propuesta. Pero ¿Por qué es tan difícil entregarnos al ocio?

Este concepto, relacionado con lo que los italianos denominan dolce far niente (el dulce no hacer nada),  nos permite dejar de lado aunque sea por un rato el afuera. Respirar. Sentir nuestro cuerpo. Y mirar más hacia adentro, que es donde está lo que de verdad importa.  El problema es que muchas veces pensamos que al no hacer nada, o hacer aquellas cosas que nos dan placer pero que no tienen una “función”, perdemos el tiempo. Y nos olvidamos que en realidad, el encuentro con nosotros mismos, es la mejor forma de aprovecharlo. Y también, una buena oportunidad para promover el bienestar físico y emocional.

El psicólogo y escritor Eduardo Chaktoura, escribió en su libro “30/40 la gran oportunidad”, que la concepción del tiempo libre u ocioso es en gran parte un asunto estrictamente generacional. Y explica un poco por qué nos cuesta tanto entregarnos al vacío: “Los que hoy tenemos más de 30, hemos crecido bajo el mandato de ‘la cultura del sacrificio’, basada en la responsabilidad y la dedicación plena y extrema”, explica en uno de los capítulos. Y sigue: “Entonces sentimos que cuanto más tiempo dediquemos a la producción, más calificados y mejor vistos seremos por parte de la sociedad.  Y en esta lucha por el ‘progreso’, vamos perdiendo nuestros espacios de ocio y relax”.

Pero hoy algo está cambiando. Muchos hombres y mujeres nos estamos empezando a cuestionar el tema del estrés y la insatisfacción, y a explorar una nueva idea, vivida desde nuestro deseo: “Cada mañana, habría que darle un baño a lo que ya no es necesario, ofrecerle un buen desayuno a las fortalezas, informarse, estar atentos, y salir a ‘ganarse la vida’ que se quiera tener. Esto es refundar nuestra propia empresa, entendiendo que no sólo cotizamos por lo que hacemos o tenemos, sino por lo que somos”, destaca Chaktoura en su libro.

Sin dudas, debemos empezar a buscar nuevos rumbos que nos lleven a encontrar el placer en las pequeñas cosas. Y los espacios de ocio, pueden ser grandes compañeros. Entonces, la invitación es a armar momentos en los que podamos  hacer sólo aquellas actividades que nos gusten y que no sean las obligaciones diarias (dibujar, cocinar, leer, la jardinería, jugar al fútbol, meditar), o simplemente descansar. No nos olvidemos que ser felices tiene que ver con una actitud cotidiana.

¿Qué podemos hacer para propiciar momentos de ocio estas vacaciones?

  • Ejercicios de meditación, respiración, reflexología, yoga. Cualquiera de ellos, acompañados con una buena alimentación, son la receta clave para erradicar el estrés, o por lo menos intentarlo.
  • Apagar el celular y desconectarnos del ruido por unas horas.
  • Irnos de vacaciones a un lugar tranquilo, y sin tantos estímulos. Aprovechar para pasar días lejos de los compromisos y eventos. Contemplar el mar, el río, las montañas.
  • Estar en silencio. Mirar por la ventana.
  • Dormir la siesta
  • Aprovechar para leer, escuchar música, y hacer cualquier actividad creativa que nos de placer.

 

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