Paseos Diarios que mejoran tu salud

Existen muchas maneras de caminar y una enorme cantidad de espacios y razones para hacerlo. Más allá de resultar relajante y placentero, una caminata consciente y con la actitud correcta, nos proporciona beneficios a nivel salud y desarrollo personal, que pueden transformar tu energía y el bienestar de todo tu organismo.

Caminar reduce cuadros de estrés, nos conecta con el presente, nivela el colesterol en sangre, fortalece nuestros músculos y huesos, ayuda a controlar el peso, eliminando toxinas e ideas venenosas, mejora nuestra concentración y nuestra capacidad respiratoria. Hoy te compartimos algunos tips y sugerencias para lograr convertir la caminata en una herramienta terapéutica de salud, 100% disfrutable:

Dedícate un paseo: Sumar una caminata de 20 minutos diarios, es regalarte un paseo por la vida. No hace falta alejarte demasiado, sino que puedes elegir una zona o un parque cercano a tu casa o a tu trabajo, por el cual caminar y estabilizar tu energía. Intenta hacerlo con tu voluntad activa y no pensando en que pierdes el tiempo, sino establecido en el presente, disfrutando de cada paso, con firmeza y a tu propio tiempo. Estos pasos son hacia ti mismo, construyen tu momento, tu movimiento. Acepta, con alegría, este camino que harás hoy.

Coordina tu respiración con tus pasos: Intenta llevar tu atención al circuito del aire para lograr sincronizar tus movimientos con tu manera de respirar. Si inhalas en dos pasos, intenta que el tiempo de la exhalación sea el doble, es decir, cuatro pasos. De esta manera, la caminata se convierte en una forma de meditación activa, que relaja tu cuerpo, reduce el estrés y las tensiones mentales, disuelve preocupaciones y te ayuda a enfocarte en este propósito de sumar 20 minutos diarios de ejercicio consciente a tu vida.

Postura & actitud: Intenta llevar una ropa cómoda y flexible que te permita aligerar tus movimientos y estirarte cuando sea necesario. Recuerda llevar la mirada hacia el frente y bajar los hombros para alcanzar una postura adecuada, pero sin forzarla. Siente cómo tus pies se unen a la tierra y tu cabeza, bien alta, hacia el cielo. Activa tu intuición para elegir el trayecto, tu percepción, para recibir las señales, tu corazón para respetar todo lo que te rodea. Camina con alegría, con entusiasmo y apertura para dejarte sorprender. Con el próximo paso, todo puede transformarse.

 

Aprovecha el entorno: Si tienes la suerte de estar cerca de un cerro o una montaña, recuerda que este circuito te proporciona el beneficio extra de trabajar aún más tu musculatura y tus huesos, porque el trayecto será más exigido. Si, en cambio, vives cerca de mar, recuerda que puedes transitar descalzo, aprovechando a descargar las tensiones a través de tus pies y contactarte con la naturaleza, apoyando tus pies directamente sobre la arena o sobre el agua. Además, recibes la  vitamina D que te proporciona el sol y la sensación de vitalidad y fuerza que te entrega el estar frente al mar.

Si vives en la ciudad y no tienes la posibilidad de acercarte hasta zonas más naturales, recuerda que puedes sacarle el mayor provecho a la situación si, en vez de limitarte o quejarte por este entorno, logras cambiar tu perspectiva. Ya que en la ciudad los ruidos y las distracciones, te obligan a esforzarte el doble para reconectarte con tu cuerpo y tu caminar. Por eso, el mérito y el logro serán mucho mayor y más reconfortantes, cuando te des cuenta que has logrado relajarte sin tener que huir a la montaña o a la playa. Que nada te limite dar el próximo paso.

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