La gran mayoría de los adultos, si no lo son todos, sí o sí recuerdan los momentos de juegos de su infancia. Actividades así quedan en la memoria y son evidencias de lo mucho que una persona puede aprender jugando. ¿Igual si somos adultos? ¡Sí! Por eso hoy queremos contarte más de lo bueno que es volver a jugar:
- Nos ayuda a desconectar: Funciona como un calmante, nos permite abstraernos de las exigencias de la vida cotidiana, reducir el estrés y generar endorfinas (hormonas de la felicidad).
- Es una manera de dialogar con nuestros hijos: Mientras jugamos con ellos, compartimos emociones y les enseñamos nuevas cosas. En este tiempo compartido, creamos lazos más estrechos y disfrutamos de estar juntos.
- Fomenta la creatividad: Toda la creatividad que tenemos de niños no se acaba, simplemente la matamos por no usarla de forma regular. Al jugar, estamos expuestos a una mayor creatividad, la imaginación se activa y es algo muy estimulante para nuestro cerebro.
- Favorece la socialización: Es jugando cuando se hacen amigos, de pequeños o de adultos. Y cuando tenemos una vida social activa, nos sentimos más felices.
- Sube la moral: Al jugar se generan en nuestro cerebro sensaciones muy agradables, que nos suben el ánimo y hace que nos entren ganas de hacer más cosas.
- Nos ayuda a mantener el cuerpo y la mente en forma: Aunque no todos los juegos implican una actividad física, cuando una persona juega siempre está intelectualmente activo. Durante el juego hay que moverse, pensar, deducir, relacionarse con los demás.
Por todo esto y más es que el juego ya no es “una actividad infantil” sino una terapia práctica, fácil y al alcance de todos ¡que además nos llena de enseñanzas, conocimientos!
En la ciudad de Areguá hay una escuela que entiende muy bien sobre los beneficios de jugar y por eso su base de enseñanza es el juego. Se llama “Kunumi Arete”. Una de las docentes, Lourdes Benitez, comentó al diario Última Hora que se encargan que los alumnos tengan las herramientas para que “nunca se olviden de ser niños” cuando lleguen a la adultez. Además, señaló que el adulto, si bien acompaña el proceso, no es el importante ni el que trae luz para ellos, porque todos tienen algo que compartir, todos los días aprenden ellos mismos de los niños.
¿QUERÉS VOLVER A JUGAR Y NO SABÉS CÓMO? Es sencillo. Te recomendamos que empieces a sacar el polvo de los juegos de mesa, reuní a tu familia o amigos de antaños. Acordate de los juegos de tu época y revivílos.
Volver a jugar es activar la creatividad, la memoria y aunque no parezca, volver a jugar también es encontrar nuevas soluciones a problemas.
Fuente: Time for toys